No íbamos con grandes expectativas, solo con hambre y ganas de cenar, la idea de las mesas compartidas podría no ser mala pero cuando te tocan borrachos a un lado, la experiencia se vuelve incomoda, la música con un volumen exagerado que no te dejaba ni platicar, los meseros distraídos, la carne en general estaba bien, pero me pareció caro para lo que te ofrecen, supongo que para bajarse la borrachera está bien, pero en plan familiar no me parece un buen lugar.